Terrassa y Mollet apuestan por un sistema de integridad pública para sistematizar todos los proyectos emprendidos sobre transparencia, buen gobierno y ética "para garantizar el derecho a la buena administración y construir y recuperar la confianza ciudadana en las administraciones locales"

El jefe de Formación de la Oficina Antifraude de Cataluña, Jordi Tres, habla con Ona Martínez, concejala de Transparencia y Calidad del Ayuntamiento de Terrassa, y Begoña Ballvé, interventora y compliance officer del Ayuntamiento de Mollet del Vallès sobre integridad pública y el proyecto que han comenzado a desarrollar ambos consistorios en el marco del proyecto de Planes de integridad para la Administración local, impulsado por la Asociación Catalana de Municipios y Comarcas con la colaboración de la oficina Antifraude de Cataluña

Taula rodona sobre integritat pública

Jordi: desde la Oficina Antifraude definimos integridad pública como la suma de las conductas de todo el personal de una institución, además de los resultados producidos en los servicios ofrecidos desde el Ayuntamiento. Para empezar esta mesa redonda, me gustaría preguntar por qué una institución debe hacer un plan de integridad pública.

Si me permitís, os daré mi opinión al respecto. Creo que el hecho de sistematizar nuestras actividades sobre ética e integridad pone orden y sensibiliza a toda la institución, además de hacerla partícipe de lo que pone en marcha una unidad determinada. Esto abarca desde los cargos electos del pleno a los últimos servidores de aquel ayuntamiento. Para nosotros es importante hacer planes de integridad pública que ayuden a planificar y revisar su evolución cada dos años.

Ona: desde hace tiempo, en Terrassa comenzamos a impulsar diferentes proyectos en torno a la transparencia y la integridad públicas, y al final también sobre ética. Hemos puesto en marcha herramientas como el código ético y el buzón ético, pero ahora debemos ordenar y organizar toda esta estructura.

Begoña: nosotros estamos trabajando mucho en este ámbito, pero ahora nos interesa sistematizarlo todo mediante el plan de integridad. Es un proyecto vivo que, además, puede experimentar una mejora continua. La integridad es un ecosistema en constante evolución, que necesita crecer, mejorar y arraigar en nuestra organización.

Jordi: ahora quisiera profundizar en los orígenes de vuestros proyectos. ¿Cómo empezasteis a trabajar la ética y la integridad? ¿En qué os inspirasteis?

Begoña: En Mollet empezamos a trabajar en estos ámbitos cerca de 2015, con el nuevo equipo de gobierno. Entonces tomamos la decisión de dotarnos de un código ético por parte de los 25 concejales que conforman el pleno. Posteriormente, se encargó su redacción a un equipo técnico del Ayuntamiento y después se aprobó por unanimidad. Se trata del código ético que inicia todo nuestro marco de integridad institucional.

Respecto a nuestro código ético, quisiera subrayar dos ideas. En primer lugar, nosotros fuimos los primeros en aplicar un código ético a todo el personal (cargos públicos, directivos, trabajadores eventuales y funcionarios) tanto del ayuntamiento como de organismos autónomos, y también a las empresas que nos prestan servicios. En segundo lugar, el órgano que se encargaría de su cumplimiento y difusión sería el Comisionado de Ética Pública, a cargo del defensor del ciudadano o síndic.

Ona: en Terrassa impulsamos una comisión informativa especial en materia de transparencia y gobierno abierto durante el pasado mandato. A partir de ahí, empezamos a trabajar e impulsar actuaciones relacionadas con este ámbito. Por primera vez hubo un cargo electo en materia de transparencia. Dicho esto, creo que una de las peculiaridades de nuestro proyecto es que esta comisión está formada por un representante de cada grupo municipal y presidida por la oposición de manera rotativa. Se trabaja buscando el consenso político a la hora de desarrollar e impulsar políticas públicas en materia de transparencia y gobierno abierto.

En relación con la integridad, se creó el código ético, en este caso dirigido a altos cargos, que se aprobó en marzo de 2019. A lo largo de ese año, también se comenzó a trabajar en el buzón ético que entró en funcionamiento en noviembre de 2020. Este buzón debía ser la herramienta donde comunicar de manera anónima y por parte de la ciudadanía las posibles infracciones del código ético o de la ciudadanía.

También necesitábamos un órgano de control y evaluación del cumplimiento del código ético y de gestión del buzón ético. En este caso, optamos para que fuera la Sindicatura Municipal de Greuges que con garantía de independencia asumiera esta tarea.

Jordi: hemos visto dos modelos que persiguen lo mismo, pero lo hacen por caminos diferentes. Por ello, queremos conocer aquellos aspectos singulares de vuestros proyectos. ¿Cuál es el elemento que os hace diferentes?

Begoña: como norma, y desde una vertiente política, la integridad se aplica mediante una comisión de participación, transparencia y buen gobierno donde están los concejales de todo el pleno. Sin embargo, desde un nivel organizativo, la integridad se aplica a todo el personal. Para nosotros, este es un rasgo diferencial: queremos incluir a todos los trabajadores dentro de este ecosistema por aquello del derecho a la buena administración, sin entrar en la prevención o la corrupción.

Estamos trabajando internamente a través de un grupo de transformación cultural que hace difusión de esta cultura ética y de valores públicos que se requiere a todo el funcionariado. Debemos defender, pero también cuestionar nuestra actividad cotidiana. Esta tarea interna la dirigimos a los trabajadores, pero también a las empresas que colaboran con nosotros, aparte de lo que hace la comisión mediante los cargos públicos.

Ona: a mí me parece fundamental el consenso político. Esto no va de quien gobierna en un momento u otro; sino de un compromiso que nos obliga a avanzar en la integridad, más allá de los colores políticos de cada momento.

Después de todo, también se trata de construir y recuperar la confianza entre ayuntamiento y ciudadanía. Desde el punto de vista organizativo, el hecho más singular es contar con un servicio especializado que encabece estas gestiones políticas. Un equipo nacido aquí, pero que trabaja con una visión transversal muy importante. Por eso, lo hemos reforzado y situado en el área de presidencia. Creo que los ayuntamientos tenemos el reto de avanzar en la transversalización de diferentes ámbitos organizativos. Es necesario que toda la organización se empodere y los haga suyos, a fin de desarrollarlos de la mejor manera posible. La integridad no deja de ser uno de estos ámbitos.

Jordi: llegados a este punto, ¿qué futuro les deparáis a los proyectos de integridad pública de ambos ayuntamientos para que lleguen a todo el mundo?

Ona: de hecho, uno de los aspectos clave es decidir el modelo organizativo con el que queremos dotar a este proyecto de integridad y también a otros en materia de transparencia y gobierno abierto. Las primeras formaciones y sensibilización se están liderando desde este servicio de transparencia y gobierno abierto situado en presidencia, abarcando diferentes niveles: desde cargos electos a directivos, jefes de servicios, áreas de intervención, coordinación general, etc. Así, en una primera fase, llegaremos a prácticamente toda la organización.

Posteriormente, hay que plantearse cómo organizamos la estructura que permita seguir impulsando el sistema de integridad. Esta no es una decisión banal porque será clave si queremos que la integridad arraigue, con fuerza, en todas las personas que conforman el Ayuntamiento. En estos momentos, tenemos diferentes opciones sobre la mesa. Por ejemplo, podemos apostar por un modelo centralizado, a cargo de un servicio experto; o bien por uno descentralizado con la creación de figuras referentes en integridad en cada una de las áreas de gestión. También podríamos optar por un modelo mixto que pase por un servicio central y referentes, como ya hemos hecho antes en el Ayuntamiento. Incluso, nos planteábamos la ampliación del servicio actual de Prevención de Riesgos, centrado en riesgos laborales, dotándolo para asumir esta función. Y estamos en este punto: tendremos que ver cómo evoluciona el proyecto. Evidentemente, contamos con la experiencia de la oficina Antifraude y la Asociación Catalana de Municipios. Con este acompañamiento, deberemos decidir cuál es el mejor modelo para nosotros, dado que cada consistorio tiene una realidad diferente.

Begoña: como decía, nosotros siempre hemos planteado este plan de integridad con el objetivo de sistematizar todo lo que poseemos. Ya he hablado del equipo de trabajo que desarrolla una cultura organizativa, de transformación y creación de espacios de debate y reflexión en torno a la ética y valores públicos por parte de los trabajadores. Además, contamos con los espacios políticos donde se trabaja todo lo relacionado con la transparencia, el buen gobierno y la integridad. En mayo del 2019 se creó la oficina Compliance, enmarcada dentro del área de Servicios Jurídicos de la que soy titular. Se trata de una figura que, me atrevo a decir, somos de los pocos ayuntamientos del territorio que la tienen. Funciona como una especie de departamento de asuntos internos.

Dentro de este ámbito preventivo, trabajamos mucho lo relacionado con el análisis de riesgos y medidas preventivas que, muchas veces, pide hacer formación, o desarrollar paquetes reactivos ante una alerta planteada por parte de un trabajador de la casa. Esta organización ya la tenemos, pero ahora necesitamos un plan que nos ayude a integrar toda la tarea formativa de la Oficina Antifraude, además de sistematizar todo lo que hacemos. En este plan se debería implicar todo el equipo político, las personas al frente de los servicios municipales y los equipos de trabajo que ayuden a mantener vivo este ecosistema. Queremos que la integridad no sea una moda, sino una manera de hacer las cosas.

Además, las personas que redactamos el código ético en su momento, ahora mismo ocupamos los puestos de interventor y secretario. Por lo tanto, junto con el equipo político, estamos impulsando este ecosistema en torno a la integridad. En consecuencia, queremos que esto se mantenga y sea sostenible en el tiempo.

Y ya para terminar, hemos alineado este proyecto con el ODS 16 que habla de prevención contra la corrupción, creando estos espacios que pide la ONU. Siempre decimos que el derecho fundamental a la buena administración no lo tenemos en la Constitución Española, sino en el artículo 41 de la Carta Europea de Derechos Fundamentales. Debemos defender y mantener esta idea de integridad y recuperar la confianza de la ciudadanía que desconfía de las administraciones. Ahora toca sistematizar todo este marco dentro del plan de integridad que vaya mejorando y evolucionando. Yo espero que esto sirva para que aprendamos de todos y veamos, dentro de unos años, qué hemos conseguido.

Jordi: Pues yo invito a todo el que vea esta mesa redonda que visite todo lo que hacen los ayuntamientos de Terrassa y Mollet. Así conocerán la participación y los efectos de estos proyectos. Es una manera de integrar y normalizar esa integridad que se debe trabajar porque riesgos en este ámbito hay en todas las organizaciones. Y únicamente lo que podemos hacer es reconocerlos y gestionarlos. Este es el mensaje que siempre transmitimos a todas nuestras intervenciones desde la Oficina Antifraude.