A menudo, en el contexto de las relaciones profesionales, hay usuarios, proveedores u otras personas que se relacionan con los servidores públicos que ofrecen regalos u otros beneficios, los cuales pueden convertirse en intereses particulares que influyan en el juicio profesional y generen, por tanto, situaciones de conflicto de interés potencial.
El objetivo de una política de regalos es que, ante la oferta de un regalo u otros beneficios no monetarios, las personas que forman parte de una institución pública sepan sin lugar a dudas qué obligación tienen como servidores públicos y qué procedimientos deben seguir.
Los regalos y otros beneficios no monetarios se pueden ofrecer desde la gratitud y con la voluntad de reconocer un trabajo bien hecho, especialmente en determinadas culturas. Pero también pueden ofrecerse como una forma sutil de influir, de crear una impresión favorable o ganar un tratamiento preferencial. ¿Cómo podemos estar seguros de que el agradecimiento que sentirá la persona que ha aceptado un determinado regalo o un beneficio, como un descuento o ventaja para la adquisición de bienes y servicios o bien una oferta de hospitalidad (una comida, una invitación para un evento deportivo o una feria, o cualquier cobertura de gastos propios de los viajes, etc.), no le creará una sensación de obligación o simplemente una predisposición diferente a la hora de evaluar futuras propuestas o solicitudes de quien le ha ofrecido el regalo?
Los regalos o beneficios pueden, por tanto, situar un servidor público en una situación de conflicto de interés, porque la gratitud derivada de la aceptación del regalo puede influir sobre la independencia e imparcialidad futuras del servidor público destinatario. Y esta es precisamente la diferencia entre el regalo (un riesgo de corrupción clasificable como conflicto de interés, suficientemente relevante para que el legislador haya regulado en el artículo 422 del Código Penal, también conocido como cohecho impropio) y el soborno (un acto de corrupción donde la finalidad es obtener una decisión favorable a los intereses privados a cambio de lo ofrecido).